
El cliente siempre tiene razón, reza la versión del marketing del filósofo tras el mostrador. El cliente es el soberano. Las acciones con orientación - cliente nacen bien paridas. Todas nuestras acciones deberían orientarse a satisfacer al cliente. Nuestro lector, en este caso.
**
Monstruoso. Anestésico. ¿Cómo puede ser que el cliente siempre tenga razón si el cliente no tiene la más puta idea de lo que quiere? Lectores y clientes no coinciden. Descanso, entonces. No es productivo desperdiciar energías en obligaciones autoimpuestas. Tratar de hacer feliz al lector-cliente es mala estrategia: no se puede hacer feliz a alguien que no está.
img: Leviathan, The Proteus Project, typography.com